Altas temperaturas obligan a suspender clases en el IES Valle de Leiva ante la falta de climatización

El IES Valle de Leiva se ha visto este martes, 17 de septiembre, en la obligación de activar el protocolo por altas temperaturas después de que los termómetros en varias aulas superaran los 30 grados, alcanzando en algunos casos los 31,4ºC.

La dirección del centro decidió suspender la actividad lectiva ordinaria y permitir que el alumnado autorizado pudiera abandonar las instalaciones. Una medida que, según denuncian desde la comunidad educativa, afecta de manera directa al normal desarrollo del curso y al derecho a la educación, especialmente en niveles decisivos como 2º de Bachillerato.

El concejal de Educación en el Ayuntamiento de Alhama de Murcia, Antonio García Martínez, recordó que esta no es la primera vez que ocurre una situación de este tipo y criticó la falta de avances en la instalación de aire acondicionado en el instituto. La Consejería de Educación de la Región de Murcia anunció hace meses una inversión de 140.000 euros y se comprometió a que las obras estarían listas antes del pasado verano, algo que, según denuncia, “ni siquiera ha comenzado a tramitarse”.

“Lo que está pasando en el IES Valle de Leiva es la muestra más clara de la dejadez de la Comunidad Autónoma en materia educativa. El alumnado y el profesorado pagan las consecuencias de esta falta de planificación y compromiso, viendo cómo sus clases se paralizan porque las aulas son inhabitables”, señaló García Martínez en un comunicado difundido en sus redes sociales.

Desde el Ayuntamiento recuerdan que no tienen competencias en estas infraestructuras, pero insisten en que “no pueden mirar hacia otro lado mientras la educación pública del municipio sufre por incumplimientos y promesas que no se cumplen”. Reclaman “soluciones inmediatas” y el cumplimiento de los compromisos adquiridos para garantizar “unas condiciones mínimas que aseguren una educación digna y segura”.

Noticias de Alhama de Murcia

De lo local a lo europeo: Alhama muestra cómo la economía social puede transformar el futuro